sábado, 25 de junio de 2011

El hombre de al lado

Una ventana en una medianera rompe con la imagen, termina con el orden y desata el conflicto entre vecinos de realidades diferentes.

La película de Mariano Cohn y Gastón Duprat, con guión de Andrés Duprat, describe la realidad de dos personajes antagónicos que a través de una medianera van entablar una relación de humor y tensión por momentos.
De un lado Leonardo Kachanovsky (Rafael Spregelburd), dueño de la famosa casa Curuchet de Le Corbusier en La Plata, exitoso diseñador industrial, soberbio, prolijo y altanero. 
Del otro, Victor Chubello (Daniel Araoz), vendedor de autos usados, rudo, ordinario y frontal que en “busca de unos rayitos de sol que al vecino le sobran” comienza a construir una ventana en la medianera que comparte con el diseñador y su familia.
Para hacer un paralelismo con el arte gourmet uno es del sushi, y el otro, un fanático del sándwich de bondiola en la costanera.
Nada mejor que la frase “Cada casa es un mundo”, para describir la rivalidad que se va a desatar entre estos vecinos. Las presiones que sufre el famoso diseñador por parte de su mujer por no romper con el orden vigente y la actitud avasallante  de un vecino por un poco de luz solar son el motor de las discusiones entre estos  dos mundos.
Este conflicto desencadena una interesante trama que a simple vista se puede presentar como hasta irrisoria, porque no se puede evitar reír en los enfrentamientos de estos vecinos de clases tan diferentes en el simple hecho de sus formas de hablar y comportarse, pero que en una mirada más profunda refleja los miedos de la clase social más privilegiada.
Es una película con pocas locaciones, simple y metafórica, que cuenta con movimientos de cámara poco comunes que la tornan interesante para reflejar esta historia que va más allá de la búsqueda de unos rayitos de sol, aunque por momentos se torna reiterativa.

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