Es la película protagonizada por Ricardo Darín que le seguió a la exitosa producción ganadora del Oscar, El secreto de sus ojos, pero esta vez terminó siendo un plato agridulce que no gustó.
El famoso ladrón Vergara Grey (Ricardo Darín) y el inexperimentado Ángel Santiago (Abel Ayala) quedan en libertad beneficiados cuando se dicta la amnistía chilena tras la llegada de la democracia.
Por un lado el famoso ladrón de cajas fuertes que solo le interesa recuperar a su familia y comenzar con la vida que hace cinco años atrás había dejado, pero las cosas ya no eran iguales.
Por el otro, el joven dinámico Ángel Santiago que sale en libertad con la idea muy clara de buscar a Vergara Grey y llevar a cabo un golpe maestro. Pero en su primer día en la calle conoce a Victoria, una joven llena de misterio que hará que la historia cambie su rumbo.
La variedad de locaciones que presenta y las idas y vueltas de las diferentes historias permite que el espectador quede inmóvil durante las dos horas que dura la película o bien que se pierda y no vuelva a tomar el hilo.
La gran interpretación del argentino Abel Ayala, ya conocido por su actuación en “El Polaquito”, en el papel de Ángel, le dan un tono especial y permite junto a la presencia del ganador del Oscar, que la película tomé un vuelo más alto del que en realidad tiene.
Son muchos los temas que su director Fernando Trueba intenta abarcar en dos horas de película, la vuelta a la democracia, militares, la historia de una bailarina y las historias de amor de los protagonistas, en algunas quedan flotando los finales y solo algunas se cierran.
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