Aunque resulte extraño el arte de la cocina también está en la literatura. Grandes maestros han decidido exponerlo en sus libros y salpicar sus textos con salsa y buen gusto.
La escritora chilena Isabel Allende en su libro “Afrodita, cuentos, recetas y otros afrodisiacos” hace una muestra completa de estimulantes del apetito sexual fusionando cocina, literatura y amor. En su libro dice:
“… ()Me arrepiento de los platos deliciosos rechazados por vanidad, tanto como lamento las ocasiones de hacer el amor que he dejado pasar por ocuparme de tareas pendientes o por virtud puritana ya que la sexualidad es un componente de la buena salud, inspira la creación y es parte del camino del alma... Por desgracia, me demoré treinta años en descubrirlo…”
La comida está en todas partes y por eso ha llegado a ser para algunos autores un personaje primordial y con vida propia. En “Como agua para chocolate”, la escritora mexicana Laura Esquivel demuestra que hay una relación intensamente emocional entre la cocina y el ánimo. El tema de la novela gira en torno a un amor imposible, para lo cual la protagonista recurrirá a las artes culinarias. En su libro dice:
“… () Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos...”
Las semejanzas entre la vida cotidiana y la comida son tantas que al final el mundo termina siendo una gran cocina. Hay inmensa cantidad de libros que abordan esta temática y que nos da la posibilidad de alimentar nuestro cuerpo y alma con cada una de sus líneas.
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